Si recuerdas, la semana
pasada te hablé los tipos de refuerzos que había y te pedí que hicieras un
ejercicio para tomar conciencia sobre tus actos, para comprobar si estabas
reforzando el comportamiento de tu peque que sí te gusta, pero también, sin
quererlo, el que no te gusta (si no tuviste la oportunidad de leerlo, haz clic
aquí).
Bien, pues hoy te voy a
hablar del mejor refuerzo que le puedas
dar a tu peque, que es tu atención.
Verás, los refuerzos, en contra
de lo que generalmente pensamos, no son solo materiales, sino que también hay
refuerzos (o premios) sociales, como la sonrisa, el reconocimiento, los
halagos, la atención, etc. De hecho, son los que mayor efecto tienen sobre el
comportamiento de las personas.
¡Qué bien te sienta que tu jefe, tus compañeros,… te digan que has hecho muy bien tu trabajo, qué contento/a
te vas a casa y qué orgulloso/a estás de ti mismo/a! Te sube la moral, ¿verdad? Pues eso es, ni más ni menos,
que un
refuerzo social. Volverás a hacer el trabajo muy bien para que vuelvan a
reconocértelo.
En
el caso de los niños, pasa exactamente lo mismo. Si tú le reconoces que ha
hecho bien una tarea, tu hijo volverá a hacerlo de la misma manera para que vuelvas a decirle
que lo ha hecho genial, porque eso le encanta.
El mayor refuerzo que le
puedes dar a tu hijo es tu atención.
Esta frase grábatela con
fuego en la mente. Un niño quiere y necesita que tú le prestes atención. Al fin
y al cabo, todos necesitamos sentirnos queridos y recibir atención por parte de
las personas que nos importan. ¿No?
Ahora bien, hay que saber
cuándo debe recibir atención y cuándo no, porque, como te he dicho antes, la
atención tiene una enorme función reforzadora.
¿Qué haces cuando tu hijo
se porta mal?
En muchas ocasiones, los
niños se portan mal porque quieren, entre otras cosas, conseguir tu atención para
que estés con él o con ella.
Y esto es así porque muchas
veces (por no decir siempre), de forma no intencionada, atendemos a
comportamientos que no nos gustan, ya sea poniéndole un castigo o dándole un
discurso de por qué está mal lo que ha hecho.
El caso es que al final el
niño ha captado tu atención, y has dejado de hacer lo que estabas haciendo por
ir a atenderle.
¿Qué pasa entonces? Pues que el niño recibe esa atención (aunque sea para castigarle) como un
refuerzo, por lo que, sin querer, estamos premiando ese comportamiento.
Ya sé que suena
contradictorio, porque cuando te diriges a tu hijo es para regañarle y no para
premiarle, y eso él lo tiene que ver como algo negativo. Pero muchas veces no es así.
Sé que ahora estarás en el punto de: “Vale, muy bien… ¿Y entonces qué? ¿No le regaño por las cosas que hace mal?” No, ni mucho menos. Debe saber que lo que ha hecho, está mal.
Sin embargo, en ocasiones, acabamos prestando más atención a lo que hace mal que a lo que hace bien, ya sea porque no nos demos cuenta o estemos cansados. Por tanto, tu pequeño ve que portándose mal, acabará recibiendo tu atención, y eso a él le encanta, al fin y al cabo.
Se siente protagonista y pensará, "¿por qué voy a cambiar este comportamiento si recibo un premio por él?"
Hoy te animo a que,
en esta semana, hagas un pequeño esfuerzo, e identifiques dos comportamientos:
uno que haga tu peque que no
te guste y otro que te guste y sea alternativo e incompatible con ese que te desagrada.
Cuando haga el
comportamiento que te gusta, prémiale, aunque aparentemente no muestre ninguna señal de que le importe.
Esto disminuirá, al menos, su mal comportamiento, además de ayudarle a crearse
una buena autoestima.
Sé que estarás pensando: “¿y eso cómo lo
hago?” Te pongo un
ejemplo para que se entienda mejor.
Imagínate que tu hijo te monta una rabieta
cada vez que quiere salir al parque y no se puede, pero un día, por el motivo
que sea, no se enrabieta cuando le dices que no es posible.
Es, en ese momento, cuando
debes felicitarle y decirle que TE
ENCANTA cuando se comporta así. Eso, a tu hijo, le encantará escucharlo, y
repetirá su buen comportamiento para volver a recibir ese reconocimiento.
Puedes premiarle jugando un
ratito con él en casa. El premio, obviamente, tiene
que ser algo que a él le encante recibir. Pero, sin duda, la atención es el
mejor reforzador.
Eso lo que hará es que
piense que para llamar tu
atención no es necesario portarse mal, porque
reconoces y prestas atención a aquello que hace bien.
¿Bien? ¡Pues a ponerlo en
marcha!
Déjame tu comentario y
cuéntame qué te parece la propuesta que te hago y si te ha funcionado.
Un fuerte abrazo :)
Marta
Muy interesante. Me ha hecho reflexionar sobre mi forma de actuar con mis hijos.
ResponderEliminarmuchas gracias.