lunes, 16 de febrero de 2015

¿Sabes cuál es el mejor refuerzo para tu hijo/a por su buen comportamiento?

Si recuerdas, la semana pasada te hablé los tipos de refuerzos que había y te pedí que hicieras un ejercicio para tomar conciencia sobre tus actos, para comprobar si estabas reforzando el comportamiento de tu peque que sí te gusta, pero también, sin quererlo, el que no te gusta (si no tuviste la oportunidad de leerlo, haz clic aquí).

Bien, pues hoy te voy a hablar del mejor refuerzo que le puedas dar a tu peque, que es tu atención.  

Verás, los refuerzos, en contra de lo que generalmente pensamos, no son solo materiales, sino que también hay refuerzos (o premios) sociales, como la sonrisa, el reconocimiento, los halagos, la atención, etc. De hecho, son los que mayor efecto tienen sobre el comportamiento de las personas. 

¡Qué bien te sienta que tu jefe, tus compañeros,… te digan que has hecho muy bien tu trabajo, qué contento/a te vas a casa y qué orgulloso/a estás de ti mismo/a! Te sube la moral, ¿verdad? Pues eso es, ni más ni menos, que un refuerzo social. Volverás a hacer el trabajo muy bien para que vuelvan a reconocértelo.

En el caso de los niños, pasa exactamente lo mismo. Si tú le reconoces que ha hecho bien una tarea, tu hijo volverá a hacerlo de la misma manera para que vuelvas a decirle que lo ha hecho genial, porque eso le encanta.

El mayor refuerzo que le puedes dar a tu hijo es tu atención.

Esta frase grábatela con fuego en la mente. Un niño quiere y necesita que tú le prestes atención. Al fin y al cabo, todos necesitamos sentirnos queridos y recibir atención por parte de las personas que nos importan. ¿No?

Ahora bien, hay que saber cuándo debe recibir atención y cuándo no, porque, como te he dicho antes, la atención tiene una enorme función reforzadora.   

¿Qué haces cuando tu hijo se porta mal?

En muchas ocasiones, los niños se portan mal porque quieren, entre otras cosas, conseguir tu atención para que estés con él o con ella.

Y esto es así porque muchas veces (por no decir siempre), de forma no intencionada, atendemos a comportamientos que no nos gustan, ya sea poniéndole un castigo o dándole un discurso de por qué está mal lo que ha hecho.

El caso es que al final el niño ha captado tu atención, y has dejado de hacer lo que estabas haciendo por ir a atenderle. 

¿Qué pasa entonces? Pues que el niño recibe esa atención (aunque sea para castigarle) como un refuerzo, por lo que, sin querer, estamos premiando ese comportamiento. 

Ya sé que suena contradictorio, porque cuando te diriges a tu hijo es para regañarle y no para premiarle, y eso él lo tiene que ver como algo negativo. Pero muchas veces no es así.

Sé que ahora estarás en el punto de: “Vale, muy bien… ¿Y entonces qué? ¿No le regaño por las cosas que hace mal?”  No, ni mucho menos. Debe saber que lo que ha hecho, está mal.

Sin embargo, en ocasiones, acabamos prestando más atención a lo que hace mal que a lo que hace bien, ya sea porque no nos demos cuenta o estemos cansados. Por tanto, tu pequeño ve que portándose mal, acabará recibiendo tu atención, y eso a él le encanta, al fin y al cabo.

Se siente protagonista y pensará, "¿por qué voy a cambiar este comportamiento si recibo un premio por él?"

Hoy te animo a que, en esta semana, hagas un pequeño esfuerzo, e identifiques dos comportamientos: uno que haga tu peque que no te guste y otro que te guste y sea alternativo e incompatible con ese que te desagrada. 

Cuando haga el comportamiento que te gusta, prémiale, aunque aparentemente no muestre ninguna señal de que le importe. Esto disminuirá, al menos, su mal comportamiento, además de ayudarle a crearse una buena autoestima.

Sé que estarás pensando: ¿y eso cómo lo hago?” Te pongo un ejemplo para que se entienda mejor. 

Imagínate que tu hijo te monta una rabieta cada vez que quiere salir al parque y no se puede, pero un día, por el motivo que sea, no se enrabieta cuando le dices que no es posible.

Es, en ese momento, cuando debes felicitarle y decirle que TE ENCANTA cuando se comporta así. Eso, a tu hijo, le encantará escucharlo, y repetirá su buen comportamiento para volver a recibir ese reconocimiento. 

Puedes premiarle jugando un ratito con él en casa. El premio, obviamente, tiene que ser algo que a él le encante recibir. Pero, sin duda, la atención es el mejor reforzador. 

Eso lo que hará es que piense que para llamar tu atención no es necesario portarse mal, porque reconoces y prestas atención a aquello que hace bien. 

¿Bien? ¡Pues a ponerlo en marcha!


Déjame tu comentario y cuéntame qué te parece la propuesta que te hago y si te ha funcionado.


Un fuerte abrazo :)




Marta

1 comentario:

  1. Muy interesante. Me ha hecho reflexionar sobre mi forma de actuar con mis hijos.
    muchas gracias.

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