Varios estudios de investigación afirman que los niños que viven rodeados de naturaleza tienen menos enfermedades, mayor disciplina y creatividad, y desarrollan mejor la motricidad (la coordinación, el equilibrio, la agilidad…) y la observación. Además, tienen mayor capacidad de razonamiento y más paz interior. Incluso se divierten más fácilmente y aprenden a trabajar en equipo.
¿Y esto por qué? En la naturaleza, existen muchos estímulos (encontrarse con piedras, coger insectos, plantar semillas…) que facilitan el desarrollo cognitivo y motor y el de sus sentidos. Además, el aprendizaje en este entorno es más duradero y fuerte, pues todos estos estímulos provocan en el niño sensaciones y emociones, que permiten construir el conocimiento más fácilmente. También, aprenden a respetar a la naturaleza, tanto a los animales como a las plantas, y a manejar las emociones (se trabaja muy bien la tolerancia a la frustración, porque, por ejemplo, si te caes, debes levantarte; debes aguantar el cansancio caminando…), e incluso mejoran la seguridad en sí mismos. Además, la naturaleza supone un entorno distinto al habitual, por lo quese divierten explorando el entorno.
Entonces, los que vivimos en la ciudad, ahora que parece que llega el solecito... ¿por qué no organizar un día en el campo con nuestros pequeños? Podemos organizar una ruta por el Embalse de la Jarosa, por el Monte de El Pardo o por la Vía Verde del Tajuña. Y después de una larga caminata, abrimos el mantel y preparamos un delicioso, energético y saludable picnic, para reponer fuerzas. ¡Ah! Y no os olvidéis de beber agua regularmente.
¿Y esto por qué? En la naturaleza, existen muchos estímulos (encontrarse con piedras, coger insectos, plantar semillas…) que facilitan el desarrollo cognitivo y motor y el de sus sentidos. Además, el aprendizaje en este entorno es más duradero y fuerte, pues todos estos estímulos provocan en el niño sensaciones y emociones, que permiten construir el conocimiento más fácilmente. También, aprenden a respetar a la naturaleza, tanto a los animales como a las plantas, y a manejar las emociones (se trabaja muy bien la tolerancia a la frustración, porque, por ejemplo, si te caes, debes levantarte; debes aguantar el cansancio caminando…), e incluso mejoran la seguridad en sí mismos. Además, la naturaleza supone un entorno distinto al habitual, por lo quese divierten explorando el entorno.
Entonces, los que vivimos en la ciudad, ahora que parece que llega el solecito... ¿por qué no organizar un día en el campo con nuestros pequeños? Podemos organizar una ruta por el Embalse de la Jarosa, por el Monte de El Pardo o por la Vía Verde del Tajuña. Y después de una larga caminata, abrimos el mantel y preparamos un delicioso, energético y saludable picnic, para reponer fuerzas. ¡Ah! Y no os olvidéis de beber agua regularmente.